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No necesitamos una transformación radical, pero sí una transformación sistémica de la sociedad

La crisis de la Covid-19 puede servir de palanca para reforzar la crisis climática.

La subida de la temperatura desde 1980 ha tenido distintas fases, ahora estamos en un 1.1ºC. El incremento no es homogéneo, sino que incide más en los polos. Las causas antropogénicas en el incremento de las temperaturas están ligadas al uso de combustibles fósiles y al uso de la tierra.  En 2018 el 86% del carbono en la atmósfera provenía de los combustibles fósiles y el 14% de los cambios en el uso del suelo. De ese 100%, un 44% se quedó en la atmósfera, un 29% lo secuestró la vegetación y un 23% lo secuestró el océano. El CO2 de la atmósfera varía en función del sumidero terrestre, es decir, de la vegetación. Hoy en día existen esperanzas de que la vegetación sea una solución para mitigar el cambio climático.

Si queremos que la temperatura no suba más de 1.5ºC para 2100, sólo nos queda un 9% de CO2 para emitir y, al ritmo actual, lo alcanzamos en 10 años.

El cambio climático hay que asumirlo como parte de los retos que tenemos. Es necesaria una reflexión sobre cómo queremos vivir y qué significa el bienestar. Si lo hacemos llegaremos a la conclusión de que tenemos que hacer cambios para proteger la naturaleza, la biodiversidad y mitigar el cambio climático. Todo va unido. Tenemos que repasar los principios que queremos tener en nuestro modelo de sociedad.

La crisis climática y las otras crisis tienen que abordarse conjuntamente. Hay muchas formas para luchar contra el calentamiento global, pero muchas de ellas sirven para luchar contra la actual pandemia o frente a nuevas crisis que puedan venir en el futuro.  La crisis de la Covid-19 puede servir de palanca para reforzar la crisis climática y viceversa. Para abordar las crisis actuales tenemos que afrontar transformaciones profundas en todos los ámbitos.

Estamos abordando un sistema físico complejo asociado a un sistema socioeconómico complejo, tenemos que saber que economía, medio ambiente y sociedad están interrelacionadas, tenemos que construir un sistema más participativo para llegar a ese marco del Green Deal que quiere alcanzar Europa. Eso lleva implícito valorar lo que verdaderamente nos sustenta.

La complejidad no nos tiene que asustar. La crisis sanitaria va acelerar los cambios que ya se pretendían antes de la Covid-19. Lo ocurrido en el confinamiento con la caída brusca de la contaminación es una demostración evidente de que, cuando cambiemos el modelo energético, llegará el cambio.  Sin radicalismos, pero tenemos que hacer una transformación a una sociedad más verde y más justa. Tenemos que demostrar que esa transformación es posible y, además, genera beneficios claros para todos a medio y largo plazo. Ya estamos repensando nuestro modelo energético, nuestro transporte, nuestro sistema alimentario. La concienciación social es un hecho y eso mueve al mundo empresarial, donde comienzan a ponerse en práctica estrategias de economía circular.