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No sabemos apenas nada de las personas exiliadas y la historiografía vasca no se ha preocupado por el tema

No sabemos nada o casi nada de los deportados vascos en la Segunda Guerra Mundial. Sólo sabemos algo en la medida en la que estas personas participaron del colectivo republicano español. La historiografía vasca no se ha preocupado por el tema. Por un lado, porque se ha sostenido que las deportaciones no tenían nada que ver con el franquismo (algo totalmente falso) y, por otra parte, porque cuando se habla del holocausto se ha pensado que esa es la historia de Alemania o de Europa, pero no la del País Vasco porque no se combatió en su suelo. “Es totalmente falso” decía Etxahun Galparsor Ansola, archivero y doctorando de la UPV/EHU en el Curso sobre “El largo exilio del 39: de La Retirada del 39 a la Europa fortaleza de 2019”.

Muchos historiadores consideran la Guerra Civil española como la primera batalla de la II Guerra Mundial, y miles de vascos estuvieron directamente implicados en ella. “Hasta ahora, los vascos como pueblo no hemos participado en las conmemoraciones del final de la contienda europea. Tenemos que ser conscientes de que la II Guerra Mundial es parte de nuestra historia” Etxahun Galparsor ha detectado a 400 personas implicadas, pero considera que no es más que la punta del iceberg.

Tras la caída de Bilbao y el Pacto de Santoña, hubo miles de vascos que siguieron la guerra en Asturias y Santander y saltaron al frente catalán. “Al menos 6.000 gudaris pasaron a Francia, donde fueron encerrados en campos de internamiento porque no querían a exiliados españoles en su territorio. Muchos fueron exiliados a otros países de Latinoamérica. Cuando se dan cuenta de la inminencia de la II Guerra Mundial, algunos fueron contratados como mano de obra barata y, ya en septiembre de 1939, los que quedaban en los campos fueron obligados a alistarse en el ejército francés y los mandaron a la Ligne Maginot (línea Maginot que transcurre por la frontera franco-alemana).”

En mayo de 1940, con la ofensiva alemana, llegan los primeros vascos a los campos STALAG. Campos de detención donde “más o menos se respetaba la Convención de Ginebra. Se asemeja a los campos que ya había abierto el franquismo en España.

Los alemanes apresaron a 3 millones de personas de distintos ejércitos. En agosto de 1949 separan a los republicanos españoles- entre ellos los vascos- y en trenes los llevan a los campos de concentración.

Etxahun Galparsor diferencia dos fases entre 1940 y 1945. La primera entre el 1940 y finales del 1941. Los vascos que habían peleado con el ejército francés en la línea Maginot fueron desplazados todos al campo de Mauthausen que era el más cruel de la Alemania nazi y en la que se entraba a morir. No había ninguna esperanza de supervivencia como podría haber en los campos de detención franquistas. En esta fase en Mauthausen entraron 100 vascos, de los que tres cuartas partes murieron. Todos eran varones y de izquierdas (militantes de la CNT, PCE o UGT…) y no había nacionalistas porque, previamente, cuando Francia propició el exilio de los republicanos españoles a Latinoamérica había países como Venezuela que no quería Rojos.

Por otra parte, Etxahun Galparsor, haciendo referencia a los exiliados republicanos españoles que estaban detenidos en Angouleme, recordaba como alrededor de mil personas fueron metidos en un tren hasta Mauthausen. “Los propios alemanes se extrañaron de la llegada de estos civiles, estas familias, y finalmente separan a los varones de más de 14 años que se quedan en el campo (11 vascos), mientras las mujeres y niños seguirían en el tren hasta territorio español”.

En una segunda fase, entre el 1942 y 1945, los deportados vascos lo son por pertenecer a la resistencia francesa. (Francia ya estaba totalmente ocupada). Hay vascos deportados por participar en la red de rescate de pilotos aliados, en redes de evasión o en labores de recogida de armas lanzadas por los ingleses etc… Los deportados fueron trasladados ya a todos los campos de concentración. Las mujeres al campo de Raversbruck. “La mayoría de los deportados de esta segunda fase (100-150 vascos) consiguieron salvarse porque Alemania usó sus presos no para matarlos directamente, sino como mano de obra para la industria armamentística alemana en un momento de claro declive alemán. A la par, eso sí, ya existían las cámaras de gas en donde se aniquiló a millones de judíos. Oficialmente entre ellos 2 vascos. Etxaun Galparsor ha detectado otros 2 además de un grupo de judíos que vivían en el País Vasco.

Oficialmente, según el informe de 2008 del Ministerio de Cultura, hay 186 deportados vascos, pero “se atenía al lugar de nacimiento de las personas. Todos sabemos de los muchos emigrantes de distintas zonas de España que ya eran vascos porque llevaban años trabajando aquí; por eso, el número habría que aumentarlo”

Etxahun Galparsor ha detectado, asimismo, un grupo de personas que no aparecen en los censos. Identificadas así hay 238 personas a las que habría que sumar 40 de las que no se sabe nada. Otras 9 pudieron escapar del tren camino a los campos y 12 permanecieron en los Stalag. Además de los deportados puros y duros, Etxahun Galparsor contempla a los que fueron fusilados, torturados, entregados a Franco, desaparecidos, condenados a trabajos forzados en Hendaya, detenidos dentro de la Francia ocupada e internados también en campos de trabajo forzosos.