Berri guztiak

Del suicidio hay que hablar, también en los medios de comunicación

“La razón del suicidio es multifactorial, siempre es un cúmulo de cosas. No es porque a alguien le haya dejado su pareja, le vayan a desahuciar o meter en la cárcel. Generalmente esa es la espita última, pero hay un problema psicológico detrás como una depresión, muchos años con problemas familiares y una sensación de no poder aguantar más”.

El suicidio es un claro problema de salud pública. Duplica el número de muertes a los accidentes de tráfico y a diferencia de éstos, no existen campañas de protección, prevención ni asociaciones de víctimas.

Isabel Ponce, antropóloga social y cultural, ‎Directora Técnica de Madrid de la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, “es un tabú y estigmatiza tanto para la persona que lo hace como para la familia que se queda”.

Los medios de comunicación no hablan del suicidio abiertamente, utilizan el término “ha muerto” en vez de “se ha suicidado” por miedo a que se produzca un efecto contagio. Isabel Ponce dijo que hay estudios que demuestran que sí que existe este efecto, especialmente en los jóvenes, en las personas que sufren depresión, en personas vulnerables que se están planteando hacerlo. Cuando se trata de una celebridad, además aumenta el número de suicidios por el mismo método que utilizó la persona famosa. Sin embargo, también está demostrado que cuando se promueven historias de superación, se produce el efecto contrario, este se llama “El Efecto Papageno”. La persona que se siente vulnerable ve salidas alternativas al suicidio y decide pedir ayuda.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene protocolos de cómo tratar el tema del suicidio dirigidos a la atención primaria para médicos, para docentes y para medios de comunicación; donde queda explícito lo que no hay que hacer y lo que sí. No se deben colgar fotografías sensacionalistas, explicar los métodos de suicidio, dar explicaciones racionales de porqué una persona se quiere suicidar o dar razones simplistas. Lo que sí se debe hacer es dar teléfonos de ayuda.

En las redes sociales hay muchas páginas que incitan al suicidio. “Lo más preocupante de todo, no es que sean solamente Blogs, cuentas de Twitter o de Facebook que yo quiera compartir, sino que en las propias páginas de foros que no tienen nada que ver también aparece mucha información prosuicida”. La razón de esto es que la sociedad está muy desinformada y de que existen muchos mitos acerca del suicidio dada la inexistencia de campañas de prevención.

“Hay que hacer caso a las señales de alerta, tanto verbales como no verbales. No siempre va a llegar alguien que diga “no puedo más quiero dormirme y no despertar”. Muchas veces se trata de comportamientos como cerrar asuntos pendientes, hacer la herencia, dejar hobbies” dijo Isabel Ponce. Otro de los problemas por los que la prevención del suicidio es un tabú y un estigma es que al estar tan relacionado con la enfermedad mental, la base del problema ya es un estigma y un tabú. No está bien visto ir al psicólogo o decir abiertamente que tienes un trastorno bipolar.

Las redes sociales bien utilizadas pueden servir como una herramienta social. La mejor manera de prevenirlo es mediante una red socio-familiar afectiva a la que estemos conectados constantemente y a la que podamos pedir ayuda.

También pueden ser un espacio de comunicación utilizado como refugio emocional, mucha gente recurre a ellas de manera anónima porque no se atreven a decir en su casa que se quieren quitar la vida y no quieren hacer daño a los familiares.

Además, pueden utilizarse como una fuente de detección de casos muy importante.Obtenemos información de la gente que nos rodea constantemente, si vemos un cambio de comportamiento de un amigo como por ejemplo dejar de salir a correr todos los fines de semana, estar desaliñado o triste, es información que nos proporciona.

Se está trabajando mucho en inteligencia artificial para que esté al servicio de la prevención del suicidio. Se ha realizado un estudio de la Universidad de Florida que consiste en una autopsia psicológica de una persona que se ha suicidado. De esta manera se va desarrollando un patrón que identifica las personas que están en mayor riesgo de suicidarse. Facebook ahora lo está queriendo implementar y quiere detectar con algoritmos los mensajes desesperanzadores, sinsentido y las reacciones de sus contactos como: ¿estás bien?, no me coges el teléfono”, “llámame”. De esta manera, poder detectar casos de riesgo poder informar y ayudar tanto a las personas afectadas como a su entorno más cercano.

Hoy en día estamos informados por las redes sociales de todo lo que está pasando y elegimos la información que queremos recibir, “tenemos un canal muy potente por el que lanzar campañas de factores de protección o cómo ayudar a un amigo que lo necesita; tal como se está haciendo con casos de acoso escolar” dijo Isabel Ponce.

Isabel Ponce elaboró su propia estrategia de actuación en Redes donde el contenido tiene que ser por un lado protector y de superación. “Para ello hay que eliminar las cuentas que promueven el suicidio, al igual que se hace con otro tipo de contenidos. Por otro lado, hay que informar a los usuarios para que estén capacitados para hacer una selección de información y preparados para ayudar a un amigo que lo necesite. Pero sobre todo, que se actualice el sistema digital y a nivel nacional que haya una legislación adecuada para el espacio virtual. Existe el gran debate entre incitación y libertad de expresión”. El mayor riesgo que producen las redes sociales es que se crean grupos perversos y tóxicos que se retroalimentan. No hay manera de acabar con ello porque se alude que los mensajes son un ejercicio de libertad de expresión.

Finalmente, en cuanto a la legislación, se está intentando promover el debate legislativo en el Congreso de los Diputados. Siempre es necesario trabajar conjuntamente entre los distintos grupos de presión. Entre ellos destacan Mercedes Navío, psiquiatra de la Comunidad de Madrid, Cecilia Borrás, de “Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes” (DSAS), también con “La Asociación de Intervención, Prevención e Investigación del suicidio” y con Javier Jiménez.