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La escuela crea un mundo cerrado que deja fuera la naturaleza y con ella la motivación

Con la frase “quien tiene un por qué puede soportar cualquier cómo” de Víctor Frank, Heike Freire ha comenzado su charla “Pedagogía verde: de la sostenibilidad a la conciencia ecológica”. En su opinión además de poder soportar cualquier cómo, quien tiene un por qué puede idear, encontrar o crear muchos cómos.

En el mundo tecnocrático en el que vivimos, con un mercado educativo inundado de metodologías, a veces nos precipitamos sobre las cosas sin plantear cuál es el sentido y por qué lo hacemos. En educación con la naturaleza tenemos que dejemos guiar por las razones que emergen de la pregunta “porqué”, ha afirmado la escritora. ¿Porqué educar al aire libre? Es necesario buscar un sentido.

¿Porqué dentro?. Es decir, si vamos a educar en la naturaleza porqué lo hacemos dentro. La educación en espacios cerrados comienza en el siglo XVIII, tenemos que preguntarnos por qué y qué consecuencias tiene este cambio en la educación de los niños y niñas. Y a partir de esas consecuencias deberíamos buscar el equilibrio entre espacios abiertos y cerrados.

Hay varias importantes razones para educar al aire libre, además de la salud y el bienestar.

Razones pedagógicas: la falta de motivación de los niños y niñas preocupa tanto a padres y madres como a docentes. Una de los claves de esa falta de motivación es que al crear la escuela como un entorno cerrado con su propia dinámica, estamos dejando fuera el mundo en general y el mundo natural. Es aquí precisamente donde está toda la magia, el misterio, la sensación de maravilla, de asombro. Emociones básicamente que despiertan y ponen en funcionamiento el motor de la motivación humana.

La educación medioambiental tiene los retos de llegar a más personas y, sobre todo, llegar al corazón de las personas, porque “está demostrado que cuando algo te toca el corazón es cuando realmente te implicas en esa transformación” ha asegurado la ponente.

Tenemos por delante una auténtica transformación de nuestra cultura, y la educación tiene un papel fundamental para conseguir una sociedad más equilibrada con el mundo natural y con los seres que lo habitan.