Todas las noticias

Joan Subirats: “Se ha ido deteriorando el tejido comunitario y se tiende mucho a la individualización”

El ponente ha remarcado que la situación es compleja pero que debemos mantener una esperanza colectiva.

Joan Subirats es catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, además de fundador y miembro del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (IGOP) de la misma universidad. Entre 2017 y 2021 tuvo responsabilidades como concejal del Ayuntamiento de Barcelona en materia de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad, siendo asimismo diputado de la Diputación de Barcelona entre 2019 y 2021. También fue ministro de Universidades de España entre 2021 y 2023. Ha participado como ponente en el Curso TopaGune: Acción comunitaria: aprendiendo desde la práctica, con una ponencia de apertura llamada Construir lo común.

¿En qué ha consistido tu ponencia y qué te ha llevado a estar hoy aquí?

La invitación que recibí fue de poder participar en este curso, tratando de incorporar una concepción más metodológica o conceptual sobre la idea de lo común. Lo que he hecho ha sido explicar qué podemos entender cuando hablamos de lo común, qué tipo de lazos o vínculos existen entre las personas para que se sientan formando parte de una comunidad. He aludido a elementos tradicionales como son el barrio, el trabajo, las aficiones, la ideología o la religión como elementos que articulan y unen a las personas. También qué sentido tendría en la preocupación que está detrás de este curso, que es cómo se relaciona esto con el actual escenario que tenemos de un proceso de individualización muy importante y de fractura social cuando la idea de construir lo común tiene que ver con esa coyuntura compleja en la que estamos.

¿Por qué crees que en lo social, político y económico es más favorable tener una capacidad de respuesta colectiva ante los problemas?

Claro, esto es un elemento central. El proceso de respuesta individual sabemos que lo que hace es fragmentar la sociedad y hace que los que son más capaces de triunfar y de llegar lejos no tengan por qué sentirse responsables ni solidarios con el resto de la sociedad. Si se deteriora la idea de lo colectivo, lo que hay es un proceso de segmentación y fragmentación social muy alto y cada vez va a ser más difícil cambiar la convivencia o la relación entre personas que se sienten enemigas unas de otras, porque el éxito de uno depende del fracaso de los demás; o los que no han triunfado lo suficiente consideran que los que han triunfado no les dan oportunidades, y esto genera un conflicto significativo.

Al final, este curso está pensado desde una lógica municipal, de cómo los ayuntamientos pueden intervenir en esa dinámica. Ahí es donde todas las experiencias que luego se van desplegando en el curso son muy importantes, porque ponen de relieve que no es solo un problema teórico, sino que es un tema práctico, en el que en muchos casos hay experiencias que ponen de relieve la riqueza de lo común, de lo colectivo, en un mundo que tiende a lo individual y a lo insolidario.

¿Por qué has dicho que los ciudadanos somos clientes? ¿Qué implica esto?

Es una lógica en la cual, si tú tienes una relación con los servicios públicos en la cual lo entiendes como si fueras a un supermercado como un cliente más, lo que estás haciendo es desresponsabilizándote de ese servicio público, ya no res un ciudadano que de alguna manera ha contribuido a que ese servicio público funcione, con tus impuestos o decisiones. Simplemente es una opción más que tienes, vas a la escuela, al centro sanitario o trabajadora social que te de mejor servicio sin tú sentirte implicado en la propia dinámica.

Las escuelas públicas tienen asociaciones de familiares de alumnos que coparticipan en el funcionamiento de esa escuela. Eso es algo que las escuelas privadas no tienen por qué tener, allí simplemente eres cliente. Si vas a los jesuitas, dejas a tu hijo y dios ya se ocupará de educarlo. Si vas a una escuela pública, entiendes de alguna manera que tu labor como padre o como madre no solamente es dejar a tu niño para que lo eduquen en la escuela, sino que también es educar y coeducar a tus hijos en conjunto con la escuela. Esa es una relación que es distinta a la relación de cliente.

¿Cuál es el ejemplo perfecto de acción comunitaria?

No tengo un ejemplo. Yo creo que estamos ante un deterioro que se ha ido produciendo en lo colectivo. Es muy distinta la sociedad que tenemos hoy a la que teníamos a mediados del siglo pasado. El trabajo era un trabajo en grandes agregados sociales (fábricas), la estructura familiar era sólida, donde había relaciones barriales y de vecinos significativas, o en los pueblos. Ahora se ha ido deteriorando todo ese tejido comunitario y se tiende mucho a la individualización.

En el fondo, lo que he estado comentando es cómo podemos reconstruir esa idea de lo común y de lo colectivo, porque temo que, si no somos capaces de dar respuestas a ese tipo de problemas, el nivel de individualización y conflicto interno va a ir generando procesos de deterioro de la propia vida en comunidad. Yo creo que los ejemplos que se pondrán de manifiesto en el curso van en esa línea de ir aprendiendo de experiencias. Porque no hay un ideal, no hay un sitio en el mundo que está reflejando lo que estoy diciendo. Pero, yo creo que si queremos mantener la esperanza de sociedades que sean capaces de convivir más, hemos de aprender de las experiencias que ya funcionan en este sentido.

¿Qué flaquezas o problemas tiene lo colectivo?

Hay dos tipos de problema. Uno, que hay mucha gente que tiene un día a día muy complicado, sus necesidades son muy básicas y no llega a tiempo a nada y solamente le falta que le digas que debe tener tiempo para dedicarse a lo común, hay gente que no tiene esas capacidades. Por lo tanto, sigue siendo importante que haya servicios públicos que funcionen al servicio de gente que está en una situación muy delicada personalmente.

Pero, además, también está el peligro de que lo común se convierta en lo nuestro y excluya a los demás. Imaginémonos que un ayuntamiento, en una biblioteca pública, ofrece a una comunidad de vecinos que se ocupe de la biblioteca, porque así refuerza lo común o lo colectivo. Pero, a esa gente solamente le gustan los libros de aventuras, y convierte a la biblioteca en una biblioteca de libros solamente de aventuras, y está excluyendo a mucha gente. Es decir, hay un problema también cuando lo colectivo y lo común se convierte en lo que nosotros pensamos, excluyendo a los demás. Eso es algo que también es un peligro.

Has hablado sobre “la ciudad que nos podemos permitir”, ¿Cuál es el panorama colectivo que nos podemos permitir en nuestra sociedad? ¿Hacia dónde va esta sociedad en cuanto a lo colectivo?

Yo he intentado expresar que la situación es compleja pero que debemos mantener la esperanza. La esperanza no la podemos mantener como un ideal individual, tiene que ser una esperanza de carácter colectivo. Ahí es donde la expresión del candidato demócrata a la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani, “la ciudad que nos podemos permitir” es interesante, porque, de alguna manera, plantea como en una lógica de debate colectivo de hacia dónde vamos, pensamos también en los límites de lo que queremos. No todo el mundo puede tener un tesla o puede mantener un nivel de consumo como los que tienen más recursos. Qué nos podemos permitir para seguir viviendo en comunidad sin que aflore el conflicto entre los que tienen y los que no tienen.