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La sombra de la censura franquista llega hasta nuestros días

El estudio de la censura en la literatura es importante porque además de saber qué pasó es una sombra que sigue hasta nuestros días como vemos en algunos episodios recientes ha afirmado Berta Muñoz, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, quien ha participado en el Congreso Internacional: Censura y Literatura. Memorias Contestadas con la ponencia “La censura en España durante el Franquismo. Estado de la investigación”.

La censura en el teatro es una de las más severas y también de las menos estudiadas. Las programaciones actuales de ciertos teatros están mediatizadas porque se mantienen los cánones que regían la censura franquista.

En la censura se prohíben obras completas, se modifican los textos y analizan las actuaciones. Los censores incluso asisten al ensayo general y sobre lo que ven censuran si hay algo que no se ha respetado de sus anotaciones. Se limitaba incluso el número de veces que se interpretaba una obra, en qué locales o cuánta gente iba a verlo. En este clima hay obras que ni siquiera se presentan a la censura. Y otras que para poder eludirla se ambientan en países imaginarios o se hace teatro histórico como metáfora del presente.

La censura administrativa tenía en paralelo otra censura de la Iglesia católica (a las puertas de las iglesias se colocaban unas tablillas donde se decía qué obras se podían ver y cuáles no). Los críticos de prensa también eran censores, por lo que una obra que conseguía estrenarse iba a llegar al lector con la percepción del censor.

El franquismo se toma muy en serio el teatro porque piensa que tiene un potencial político enorme. Se da la paradoja que lo que se intentó prohibir generó al final del franquismo un teatro hiperpolitizado. Se escriben obras en forma de alegorías o se reflexiona sobre pasajes históricos para representar la realidad.

Un realismo social que escenifica las miserias que el régimen quería tapar.

Hubo en la época creadores que defendieron la censura diciendo que era algo bueno para la literatura ya que cuando una obra era realmente importante pasaba por encima de la censura. El problema es que apenas había obras importantes y la mayoría eran mediocres que mejoraban con la censura. Y si no podían mejorar “al fuego”, que eran la mayoría.

La profesora e investigadora ha hablado de los miles de expedientes de censura que hoy en día están guardados y que todavía no se han estudiado. “El franquismo quería ocultar el teatro pero a la vez lo quería conservar. De hecho todas las obras representadas en teatros nacionales se conservaron y están guardados”.