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Dejemos de informar y comencemos a comunicar

“Twitter no sirve para generar percepciones positivas. Youtube es el segundo buscador del mundo. Los partidos políticos que no estén en esta red pierden una grandísima oportunidad de llegar a la gente. TikTok funciona muy bien si queremos llegar a menores de 24 años. Si no es el caso, no gastaría ni tiempo ni energía ni dinero. Lo mismo ocurre con Twitch si queremos llegar a los hombres, y si buscas gente de ultraderecha usa Gettr (la red creada por el ex asistente de Trump)”.

Con estas breves pinceladas resumía Xavier Peytibi, consultor de comunicación política y pública a las personas asistentes del curso “los retos de la política”, sobre las posibilidades de comunicación de los partidos políticos con la ciudadanía, tan en declive actualmente.


Las horas son importantes. “Cada uno tiene que saber a qué hora y de qué tema y en qué red tiene que comunicar.” No importa lo grande que sea la lista de seguidores sino utilizarlo bien. Para que te compartan los mensajes tienen que ser innovadores y divertidos, y tienes que haber movilizado a la gente”.


Si queremos influir en política en la ciudadanía, los contenidos son básicos. Los Reels de Instagram sirven para darnos a conocer, los mensajes de política light como los gatitos de Salvini, producen una gran ola. Peytibi recomendaba el TikTok de Netanyahu para comprobar que alguien tan serio puede utilizar ese tipo de redes haciéndolo bien, y calificaba como fundamental el uso del Whatsapp como medio de comunicación político.


Los contenidos son básicos, por eso decía: “los mensajes tienen que ser como un Tweet. Dejemos de informar y comencemos a comunicar. Informar de lo que hago es mejor que nada, pero si lo comunico me van a recordar mucho más. Si comunico, genero memorabilidad. Dejar de explicar qué hacemos y comunicar para qué lo hacemos y qué queremos cambiar por el bien de la vida de la gente. Mensajes cortitos que la gente recuerda mejor”.


Las redes sirven para simplificar los mensajes y llegar a muchísima más gente, interesada o no interesada en política. La vieja teoría de que las redes mejoran la democracia - la teoría del ciberoptimismo - duró hasta el 2011. “Se podía hablar con los líderes e interactuar en políticas públicas. La idea era real, pero decía Xavier Peytibi: “Llegó Twitter. Sigue siendo una red importantísima, pero se usa cada vez más como trinchera política, como batalla cultural y política diaria, cubierto por lo que se denomina desinhibición online que nos permite perder la olla”.


En el debate político no hay término medio. O estás conmigo o estás contra mí. Las redes están cada vez más polarizadas. “Si me tengo que defender de ataques, no puedo comunicar y mi opositor lo sabe”. Se movilizan los activistas para meter ruido y distraer. Se están preparando las elecciones usando Twitter creando trending topic con 1700 tuits. Medianamente organizados es muy fácil alcanzarlo. En España funcionan dos olas. Una de extrema derecha, que ataca a la izquierda a primera hora de la mañana, y por la tarde, la izquierda se defiende. Así el trending topic se ve dos veces. “Son guerras de hiperactivistas hipermovilizados que no van a convencer a nadie y que no crean percepciones positivas”.

Desafección con los partidos políticos, pero desafección también respecto a los medios de comunicación; la infodemia, sobreexposición a las redes y el populismo electoral que en el fondo interesa a la política, son tres razones que bien batidos explican la polarización y los mensajes de odio. “Lo peor del tema es que ya no se discuten las ideas, sino que el problema radica en quién es el que ha dicho lo que se ha dicho. Algo nada positivo para la democracia”. Cada vez está más normalizado el lenguaje malsonante e insultante. Lo que antes era una locura, ahora se ha convertido en algo habitual porque estamos normalizando el odio y el lenguaje polarizante. Además, los partidos usan cada vez más la teoría del framing, es decir encuadrar la realidad a tu conveniencia utilizando calificativos o expresiones negativas para referirse al contrincante.


Según los estudios realizados el 84% de nuestros amigos de las redes tienen nuestras mismas creencias, para un candidato es cada vez más difícil adentrarse en estas burbujas. Todos los contenidos alimentados por los algoritmos de las propias redes van creciendo en comunidades cerradas donde las fake news tienen su caldo de cultivo.
De la triada de Hegel de tesis, antítesis y síntesis en las redes ha desparecido la síntesis provocando un cansancio entre los políticos que se sienten permanentemente atacados. Los adversarios, lo saben.


Decía Xavier Peytibi que los medios de comunicación están permanentemente pendientes de estos mensajes de Twitter haciendo de caja de resonancia. Para la síntesis tampoco hay tiempo con unos contenidos muy efímeros. Además, estamos tan conectados que hemos perdido la capacidad de atención (12 segundos en 2012, hoy 8).
Haciendo referencia a las burbujas, Peytibi hablaba del “líquido amniótico en el que estamos a gusto porque defienden mis ideas” que alimentan las fake news. Pero “esas ideas no las crean los jóvenes sino la gente mayor que las difunde por el Whatsapp a sus amigos y familiares".

“Las redes influyen cada vez más en la política. La polarización es negativa pero las redes son algo mucho más que Twitter. Funcionan muy bien, pero sabiendo que hay peligro. No quiero pasar al ciberpesimismo. Bien utilizadas son una buena herramienta para divulgar buenos contenidos, que tengan sentido, que entretengan y no aburran para conseguir ser recordados”. Como consultor de comunicación política “no buscamos votos, buscamos relaciones. Las redes son el mejor instrumento para buscar las relaciones con las personas que van a comunicar en su círculo personal nuestros contenidos”.