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“Los hombres también sienten, otra cosa es que la sociedad se lo permita”

“Las niñas y niños son nuestro futuro. Es importante trabajar con ellos desde  pequeños, y analizar los mensajes y señales que la sociedad les manda; estos agentes serán quienes desarrollen su personalidad”. Así, han dado comienzo  Igor Álvarez, Subdirector de la UPV/EHU Uda Ikastaroak, e Izaskun Landaia, Directora de Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer, a la inauguración del primer día del curso “Niños son, ¿qué hombres serán?”. Hace diez años, Emakunde organizó una jornada para analizar qué mensajes recibían las niñas en el proceso de desarrollo, y cómo delimitaban y marcaban su futuro esos mensajes. “Hoy, se ha decidido hacer lo mismo para analizar cómo afecta la sociedad en el desarrollo del género masculino” aclaraban ambos.

Carmen Meneses Falcón, Doctora en Antropología Social por la Universidad de Granada y Experta en Género y Exclusión Social, ha sido quién se ha encargado de exteriorizar cómo está la situación actualmente. “Vamos avanzando en la igualdad, pero cómo trabajo en esto y vivo situaciones límites, me cuesta mucho no perder la esperanza”.  ¿Qué entendemos por masculinidad? “El ser hombre requiere de un trabajo extra. Debe demostrar que es hombre. La masculinidad es un mandato donde muchas veces los hombres deben demostrar que son masculinos.” El hombre es quién tiene el control, quién debe dominar, quién debe hacerse con el poder y quién debe de proteger a la mujer. Estos valores, que hacen referencia a la masculinidad hegemónica, siguen vigentes. No se dice pero se sigue pensando. La masculinidad hegemónica, además de promoverse a sí misma como único modelo válido de hombre; alimenta también, la violencia, la masculinidad, el poder de control hacia la dominación de la mujer, la competición entre los hombres, la exhibición y la sexualidad depredadora.

Hay cuatro aspectos muy significativos, en los que los códigos de masculinidad se ven completamente relacionados con el sexo, obligando a los niños y hombres a “que tengan que demostrar que son hombres, hombres de verdad”.

En lo que al ocio respecta, son los jóvenes quiénes más sustancias psicoactivas consumen, especialmente hachís y alcohol. No es una sorpresa, y tampoco que el sexo masculino sea el que más consuma todas estas substancias. “Cuando hablamos de alcohol, muchos jóvenes tienen metido en la cabeza que hay que beber hasta aguantar, hasta resistir.  Sino no eres un hombre de verdad”. Las mujeres, aunque no beban ni consuman tanto como los hombres, cada vez lo hacen más. Esto puede considerarse como un acercamiento de igualdad, técnicamente hablando.

Dentro del ocio, el sexo de pago está adquiriendo cada vez mayor relevancia. Sexo rápido, inmediato y sin ningún compromiso, y es que ya lo dicen algunos “quién folla pagando, acaba ahorrando”. Cada vez más jóvenes acuden a esta alternativa que la ven como una actividad más para pasárselo bien. “Aquí también hay presión por demostrar que eres un “macho” y no un “marica”. Además, hay un pacto de silencio entre el cliente y la chica, Muchos jóvenes deciden ir con sus amigos en busca de sexo puro y duro”.

La música, las letras y sus imágenes, transmiten también valores y aspectos muy determinados. Si escuchamos Reggaeton no es difícil adivinar el problema. Despacito, Cuatro Babys etc. son claros ejemplos del machismo provocado en el que vivimos, donde todas sus letras pasan del amor al sexo directo sucio y guarro. “Parece que la música no tiene impacto, pero vaya que tiene impacto”. Todas estas canciones, dirigidas específicamente a los jóvenes ¿cómo no van a tener impacto en ellos?, “lo raro es que no lo tengan. Por ello, es necesario continuar trabajando y fomentar el racionamiento crítico, para que los jóvenes por sí mismos, sean capaces de analizar y excluir este tipo de barbaridades”.

El cuarto y último aspecto, es el tan ansiado deporte para los hombres, donde priman valores como la fuerza, el combate, la competitividad, el vencimiento. Desde que son niños prevalecen estos valores, y si no que se lo pregunten a los padres, a quienes podemos escuchar frecuentemente animando a sus hijos con frases como “eres el mejor cariño, machácalo hijo, tu puedes con ellos”. La institución deportiva siempre ha sido muy importante para demostrar que “los hombres son hombres”. Además, en el deporte no se pueden aflorar los sentimientos, “los hombres no lloran, no son sensibles, ni tampoco se admiten en los vestuarios a un hombre homosexual”. Porque una vez más, en el deporte al igual que en otros escenarios, “el hombre es hombre”.

Ante una sociedad, en el que el nivel de machismo cada vez alarma más, Meneses plantea una serie de propuestas para intentar cambiar la situación poco a poco. Es necesario generar más espacios de comunicación y expresión para que los chicos puedan hablar libremente sobre su identidad. No hay que tratar la sexualidad como tema tabú, sino que los padres y profesores deben de fomentarlo de manera natural desde que los niños son pequeños. Por último, hay que educar en positivo y no en negativo, hablando de la sexualidad no como una prohibición sino como una opción que quien lo realiza es plenamente consciente.