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En 2-3 años podremos tener de forma accesible al público una autentica nutrición de precisión

Desconocemos entre el 95 y el 99% de la composición de los alimentos. No sólo hay que tener en cuenta qué se toma en el desayuno, en la comida o en la cena sino los momentos del día donde se hace esa ingesta y el entorno en el que se come.

¿Puede curarse la diabetes? Uno de los mejores expertos en herencia genética y alimentación, José María Ordovás comentaba que ante lo que se consideraba una persona diabética de por vida, ahora, ante determinadas circunstancias como la duración de la enfermedad y el tipo de diabetes que hemos empezado a subclasificar, podría empezar a revertir mediante la dieta”

Es una novedad que se sigue estudiando, no muy difundida aun pero que supone una gran noticia para las personas que la padecen.

La dieta o nutrición de precisión puede prevenir las enfermedades que tengan un componente nutricional o de comportamiento. Con las enfermedades genéticas podemos intentar disminuir su impacto, pero la mayoría de las enfermedades: las cardiometabólicas, obesidad, diabetes, hipertensión etc… todas se podrán prevenir en el momento en que lleguemos a dominar la nutrición de precisión. En esta tarea lleva años investigando el responsable del laboratorio de Nutrición y Genómica de la Universidad de Tufts en Boston e investigador senior del instituto IMDEA de alimentación de Madrid, José María Ordovás.

“Hay otras enfermedades como el cáncer o las relacionadas con el cerebro ante las que no hay razón teórica para que no podamos buscar lo mismo. Es cierto que el conocimiento en estos campos va más retrasado. El futuro es muy prometedor para las otras enfermedades.

¿Qué es la dieta de precisión?

La dieta de precisión no consiste en dar de comer un rábano a una persona y una manzana a otra, esa es una apreciación simplista “que hemos tenido hasta ahora con la que tras un análisis genético recomendábamos los alimentos. Ahora nuestra perspectiva es muy diferente.”

La precisión no se encuentra sólo en nuestra genética sino en otros muchos aspectos tanto internos como externos. Por poner un ejemplo, la microbiota: esa zona bacteriana que llevamos en el intestino y prácticamente en todo nuestro cuerpo, juega un papel muy importante a la hora de encontrar esa precisión. El avance va a ser espectacular.

Y más aún, el conocimiento del propio alimento. El conjunto de nuestra alimentación es importante. Se ha demostrado generación tras generación con nuestra gastronomía tradicional. “Cuando reanalizamos los platos populares de nuestros ancestros, nos damos cuenta de la inteligencia con las que están hechas esas combinaciones de alimentos”

Hemos pasado de un planteamiento casi químico calculando las proteínas o los hidratos de carbono o minerales de forma casi obsesiva a un patrón alimentario que muchas veces refleja lo que hemos estado haciendo durante generaciones.

¿cómo comemos los alimentos, cómo los combinamos? Juntar unos u otros, cocinarlos de una manera u otra tiene su importancia y más aún, el orden en el que los comemos. Depende de lo que vayamos a desayunar, lo que comamos al mediodía va a tener un efecto diferente en nosotros. La pauta de alimentación a lo largo del día hay que tenerla en cuenta a la hora de buscar esa precisión de la dieta.

No sólo hay que tener en cuenta qué se toma en el desayuno, en la comida o en la cena sino los momentos del día donde se hace esa ingesta y el entorno en el que se come. Si lo haces en familia o de forma aislada va a influir en el bienestar.

Hasta hace poco comenzábamos por un análisis genético, indicábamos los alimentos a tomar, las cantidades de proteína o hidratos. Ahora hemos pasado a considerar al ser humano en su totalidad y en su ambiente.

Pero ahí no acaba la cosa porque, aunque creamos que lo sabemos, no conocemos el componente de los alimentos. No hay sólo una patata, o un solo tomate o un solo aceite. Hemos descubierto que desconocemos entre el 95 y el 99% de lo que forma parte de ese tomate o ese pescado. Es lo que denominamos la materia oscura de los alimentos. Sabemos los componentes de un aceite de oliva, sus ácidos grasos, la composición del ácido oleico o incluso los componentes minoritarios como los polifenoles. A partir de ahí no sabemos avanzar. Hay miles de componentes desconocidos, pero si sabemos la importancia biológica que tienen. De ahí la importancia para una dieta de precisión.

José María Ordovás establecía la misma comparación con el café. Como en otras áreas de la ciencia, los investigadores están usando la big data, y las nuevas tecnologías para combinar una cantidad ingente de datos para adentrarse en esa materia oscura de los alimentos y poder definirlos con la misma precisión con la que conocemos hoy en día el genoma humano.

Existe un proyecto de investigación que busca ese conocimiento para saber la variación entre un aceite o ajo y otro para aunar esa precisión con la de ese individuo y ese entorno. El proyecto se llama La tabla periódica de los alimentos. “Está encabezado en Estados Unidos por la Fundación Rockefeller, pero no se trata de una iniciativa local. Uno de sus principales objetivos es caracterizar esos cientos y cientos de alimentos que se han usado de forma tradicional en todos los continentes. Investigar la utilización de algunos en la medicina de ciertas culturas”. Todo el conocimiento va a ser exportado a los países del todo el mundo. A modo del banco mundial de semillas se va a poner en marcha un biobanco de todos los alimentos con el objeto de seguir estudiándolos en un futuro con los nuevos avances tecnológicos que vayan llegando. Sus componentes y también las distintas formas de prepararlo.

Según José María Ordovás en los últimos años se están dando pasos importantes, en realidad saltos hacia adelante en esta nueva forma de investigar la dieta de precisión. 2021 seguro que traerá avances muy aplicables a la salud pública. Otra cosa es que se apliquen por parte de gobiernos e instituciones. En 2-3 años podremos tener de forma accesible al público una autentica nutrición de precisión. Mientras tanto es mejor comer las recetas de la abuela, en compañía y en plato de postre como recomendaba Grande Covian.